La trufa fresca se conserva adecuadamente refrigerada alrededor de uns 10-15 días. En ocasiones más, en función del estado de madurez de la misma. Para conservarla adecuadamente debe estar en un recipiente hermético con una base de papel de cocina que absorba la humedad de condensación que se forme. Es conveniente cambiar el papel regularmente.
Al guardarla en un recipiente hermético evitaremos que su fuerte aroma impregne el resto de alimentos del frigorífico.

Es importante abrir el recipiente, al menos un par de veces al día, para que se renueve el aire y la trufa “respire”.